Un nosotras en compensación
- Ena Carpintero
- 31 mar 2023
- 2 Min. de lectura
Regálame un abrazo te dije y dudaste, no estabas segura de mi petición - eso creí qué pasó- Pero lo que hacías era darle tiempo al alma a que se nos acomodara y respirar. Algo empezaba a reconstruirse.
Yo que caminaba pisando hojarasca mientras tu mirada iluminaba el cielo, nos tropezamos y esa coincidencia implosionó algo en ti y en mi. Y me levantaste la mirada del suelo.
Doy gracias a Dios cada amanecer porque reafirmo que la sorpresa sigue ahí cuando abres los ojos.
Ese 20 de noviembre no fue mi mano la que te di, si hubo temblor o no, nunca lo notaste, pero era la vida misma la que te entregaba.
Recuerdo la noche que fuimos tan libres -como si la libertad se midiera en besos miedosos- sentí que desbordó algo en mi y en ti algo iluminó. Era amor.
Si te toco todo sobra, incluso un pedazo de la cama y ni hablar de cualquier artilugio no religioso.
Conviertes cada intento de huida en mil razones para quedarse, contigo.
Estás hecha de momentos, de acciones y decepciones, y tu caminar nunca cambia -siempre mentón arriba- presionando a la vida porque todo lo mereces.
Bailar contigo ha constituido una suerte de certeza, de reconocernos y decir: aquí seguimos amándonos… y ya no diría bailar si no bailándonos, porque somos una dentro de la otra, en unísono al son de Juan Luis.
El secreto lo descubrí, siempre estuvo en los puntos suspensivos. Tanto tiempo pasó, tantos ires y despedidas, tanto amor nos acarició sin quedarse, que el único camino que dejamos posible fue regalarnos una vida mas.
Y sí, jugué contigo, debo confesarlo, no te gustan las angustias, la incertidumbre, entonces no te di un mañana, nunca pedí un retorno y desaté tu hambre, tu hambre de mi.
Y volviste, con la prisa que es constante en ti, reclamado tu papel protagónico para esta segunda y última parte.
El mundo tan ocupado y atribulado necesitaba reivindicarse y nos dio *a nosotras* en compensación.
Comments