No escuchar es escucharse
- Ena Carpintero
- 10 abr 2023
- 1 Min. de lectura
Consiguió que hablara de mis miedos de facto, le conté que a veces lloro cuando todo va bien, que el miedo me calcina y no se a que temo. Me desnudó sin desatar el primer botón. El amor entra por la boca y se demora en llegar al corazón.
Le he dicho que la palabra huir vive en mi presente y hace caso omiso, creo que esa ignorancia ha cumplido su cometido; mantenernos unidos.
Le conté que le tengo respeto a los domingo, justo a las 4 de la tarde, cuando no sabes quien eres ni a dónde vas. Cuando vuelven las tormentas.
Nunca me escuchó cuando le dije que me aterrorizaba enamorarme, que creía que nadie podía lograr conectar conmigo, que era rara e íntima. Que mis pensamientos son tan hermosos como trágicos, me miraba pero no me escuchaba, lo que intentaba decirle era que no quería contaminar su corazón.
También le susurré que tengo tendencias querofobicas, cuando estoy feliz siempre espero la tormenta, que lo bueno viene sucedido de algo malo. Y me abrazó.
Que en el pasado nunca lloraba aunque sobraban los motivos, que la valentía y la crudeza con que enfrentaba cada golpe era mi modo de supervivencia. Y entristeció.
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